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Los sentimientos del fabricante de fideos en este momento son ambiguos. No podemos hablar de una situación de baja venta, porque el consumidor en efecto responde. A su vez existe también una mejora en los niveles de exportación ¿Entonces?

La realidad es que existen una serie de factores que moderan cualquier entusiasmo respecto de la situación actual:

1. Los márgenes de utilidad están en su nivel histórico más bajo.
2. La oferta se expande mucho más rápido que la demanda.
3. De lo exportado casi todo va a Chile y la mayor parte de estas operaciones están en cabeza de una sola firma.

En definitiva, no nos faltan motivos para afirmar que nuestro sector se encuentra en crisis, y que esta crisis es estructural. Los cambios y transformaciones que se están produciendo son acelerados y en muchos casos también dolorosos. La actividad se encuentra sometida en este momento a un agudo estrés.

Por el lado de las oportunidades no es menos cierto que la actual gestión de gobierno está muy pendiente de la cadena triguera y con intenciones de potenciarla. Impresiona ver la absoluta uniformidad de criterio entre las más diversas áreas y funcionarios. Todos hablan de lo mismo: exportar con valor agregado.

Nuestra industria fideera, pensada y diagramada en función del mercado interno, todavía se encuentra lejos de poder integrar el “supermercado del mundo”. Sin embargo, el desafío nos parece apasionante y estamos dispuestos a acompañar.

De esta forma, en 2018 continuaremos alternando entre lo estratégico y lo doméstico. Estos serán, entre otros, algunos de los principales temas de la “agenda fideera” que viene:

1. Fuerte reorientación de las Pymes hacia la producción de especialidades.
2. Internacionalización de las Pymes: adecuación normativa y participación en misiones comerciales.
3. Continuidad de las gestiones para reducir el valor del “fobbing”.
4. Posible participación en la discusión de un proyecto de “góndola Pyme”.
5. Continuidad de los programas para el incremento en la utilización del TRIGO CANDEAL.